Sábado VI Semana de Pascua
15 mayo, 2021
Lunes VII Semana de Pascua
17 mayo, 2021

La Ascensión del Señor

Hechos 1, 1-11

1 El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio 2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo. 3 A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. 4 Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: 5 Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días». 6 Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?» 7 El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, 8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.» 9 Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos. 10 Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco 11 que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.»

 

Salmo 47, 2-3; 6-9

2 ¡Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría! 3 Porque Yahveh, el Altísimo, es terrible, Rey grande sobre la tierra toda.

6 Sube Dios entre aclamaciones, Yahveh al clangor de la trompeta: 7 ¡salmodiad para nuestro Dios, salmodiad, salmodiad para nuestro Rey, salmodiad!

8 Que de toda la tierra él es el rey: ¡salmodiad a Dios con destreza! 9 Reina Dios sobre las naciones, Dios, sentado en su sagrado trono.

 

Efesios 1, 17-23

17 Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; 18 iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos, 19 y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, 20 que desplegó en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos, 21 por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el venidero. 22 Bajo sus pies sometió todas la cosas y le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, 23 que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo.

Efesios 4, 1-13

1 Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, 2 con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, 3 poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. 4 Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. 5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. 7 A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo. 8 Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. 9 ¿Qué quiere decir «subió» sino que también bajó a las regiones inferiores de la tierra? 10 Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. 11 El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, 12 para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, 13 hasta que llegemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.

Marcos 16, 15-20

15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. 17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, 18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.» 19 Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.