Santa Isabel de Hungría, religiosa
17 noviembre, 2022
Sábado 33a Semana del Tiempo Ordinario
19 noviembre, 2022

Dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo, apóstoles

Primera Lectura

Apocalipsis 10, 8-11

8 Y la voz de cielo que yo había oído me habló otra vez y me dijo: «Vete, toma el librito que está abierto en la mano del Angel, el que está de pie sobre el mar y sobre la tierra.» 9 Fui donde el Angel y le dije que me diera el librito. Y me dice: «Toma, devóralo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel.» 10 Tomé el librito de la mano del Angel y lo devoré; y fue mi boca dulce como la miel; pero, cuando lo comí, se me amargaron las entrañas. 11 Entonces me dicen: «Tienes que profetizar otra vez contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.»

 

Salmo Responsorial

Salmo 119, 14; 24; 72; 103; 111; 131

14 En el camino de tus dictámenes me recreo más que en toda riqueza.

24 Tus dictámenes hacen mis delicias, mis consejeros, tus preceptos.

72 Un bien para mí la ley de tu boca, más que miles de oro y plata.

103 ¡Cuán dulce al paladar me es tu promesa, más que miel a mi boca!

111 Tus dictámenes son mi herencia por siempre, ellos son la alegría de mi corazón.

131 Abro mi boca franca, y hondo aspiro, que estoy ansioso de tus mandamientos.

 

Evangelio

Lucas 19, 45-48

45 Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, 46 diciéndoles: «Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!» 47 Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, 48 pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.

Primera Lectura

Hechos 28, 11-16; 30-31

11 Transcurridos tres meses nos hicimos a la mar en una nave alejandrina que había invernado en la isla y llevaba por enseña los Dióscuros. 12 Arribamos a Siracusa y permanecimos allí tres días. 13 Desde allí, costeando, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al cabo de dos días llegamos a Pozzuoli. 14 Encontramos allí hermanos y tuvimos el consuelo de permanecer con ellos siete días. Y así llegamos a Roma. 15 Los hermanos, informados de nuestra llegada, salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimos. 16 Cuando entramos en Roma se le permitió a Pablo permanecer en casa particular con un soldado que le custodiara. 30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él; 31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno.

 

Salmo Responsorial

Salmo 98, 1; 2-4; 5-6

1 Salmo. Cantad a Yahveh un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.

2 Yahveh ha dado a conocer su salvación, a los ojos de las naciones ha revelado su justicia; 3 se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. 4 ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra, estallad, gritad de gozo y salmodiad!

5 Salmodiad para Yahveh con la cítara, con la cítara y al son de la salmodia; 6 con las trompetas y al son del cuerno aclamad ante la faz del rey Yahveh.

 

Evangelio

Mateo 14, 22-33

22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. 24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. 25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. 26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. 27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no temáis.» 28 Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.» 29 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. 30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» 31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» 32 Subieron a la barca y amainó el viento. 33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»