San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María
19 marzo, 2020
Feria de Cuaresma
21 marzo, 2020

Feria de Cuaresma

Oseas 14, 2-10

2 Vuelve, Israel, a Yahveh tu Dios, pues has tropezado por tus culpas. 3 Tomad con vosotros palabras, y volved a Yahveh. Decidle: «Quita toda culpa; toma lo que es bueno; y en vez de novillos te ofreceremos nuestros labios. 4 Asiria no nos salvará, no montaremos ya a caballo, y no diremos más “Dios nuestro” a la obra de nuestros manos, oh tú, en quien halla compasión el huérfano.» 5 – Yo sanaré su infidelidad, los amaré graciosamente; pues mi cólera se ha apartado de él, 6 seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, y hundirá sus raíces como el Líbano. 7 Sus ramas se desplegarán, como el del olivo será su esplendor, y su fragancia como la del Líbano. 8 Volverán a sentarse a mi sombra; harán crecer el trigo, florecerán como la vid, su renombre será como el del vino del Líbano. 9 Efraím… ¿qué tiene aún con los ídolos? Yo le atiendo y le miro. Yo soy como un ciprés siempre verde, y gracias a mí se te halla fruto. 10 ¿Quién es sabio para entender estas cosas, inteligente para conocerlas?: Que rectos son los caminos de Yahveh, por ellos caminan los justos, mas los rebeldes en ellos tropiezan.

 

Salmo 81, 6-11; 14; 17

6 Un dictamen que él impuso en José, cuando salió contra el país de Egipto. Una lengua desconocida se oye: 7 «Yo liberé sus hombros de la carga, sus manos la espuerta abandonaron; 8 en la aflicción gritaste y te salvé. «Te respondí en el secreto del trueno, te probé junto a las aguas de Meribá. 9 Escucha, pueblo mío, yo te conjuro, ¡ah Israel, si quisieras escucharme!

10 «No haya en ti dios extranjero, no te postres ante dios extraño; 11 yo, Yahveh, soy tu Dios, que te hice subir del país de Egipto; abre toda tu boca, y yo la llenaré.

14 «¡Ah!, si mi pueblo me escuchara, si Israel mis caminos siguiera.

17 Y a él lo sustentaría con la flor del trigo, lo saciaría con la miel de la peña.»

 

Marcos 12, 28-34

28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» 29 Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, 30 y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» 32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que El es único y que no hay otro fuera de El, 33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» 34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Mateo 27, 27-32

27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. 28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; 29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»; 30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. 32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.