“… Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.” Mateo 19, 23-30
Nuestro Señor Jesucristo nos afirma que nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos pero que Dios sí puede hacerlo porque Él todo lo puede. Con razón en la Comunidad aprendimos a repetir con convicción: “Dios mío, yo no puedo, Tú sí puedes; me abandono en Tí”. Son dos certezas que me hacen mucho bien y dan fortaleza ante las dificultades que se me presenten en la vida; me repito: “mi Dios todo lo puede”. Entonces, en Él me abandono confiadamente; no tengo derecho a estar preocupada y sin esperanza; no pueden cerrarse ante mí los horizontes. Él cuida de nosotros con infinito Amor, Sabiduría y Poder; en mí vida ha obrado inesperada y maravillosamente.
Proclama mí alma la grandeza del Señor… Porque ha hecho grandes cosas por mí… (A.E.C.)