Jesús orando
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“Al hacerse de día, salió a un lugar solitario.” Lucas 4, 38-44
Nuestro Señor Jesucristo permaneció 30 años en Nazareth y después tuvo un intenso ministerio apostólico de predicación, sanación y liberación. Pero en las noches y de madrugada, se refugiaba en la soledad para estar en la más íntima relación con su Padre. Tengo que defender cuidadosamente este ritmo de oración de Jesús, nuestro único Maestro.
Repito con un santo Obispo: “Los hijos de Israel pudieron pues ver el Trono de Dios y oír su Voz, mientras vivieron en la soledad del desierto”.
Es preciso que cuide en mi vida y en la de mi Familia Religiosa nuestra fuerte nota contemplativa.
Dios mío yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Tí.
Madrecita, intercede por nosotros. (A.E.C.)