Sagrada Comunión
Fotografía: Alexis Duque G.
“Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra y mi criado quedará sano.” Lucas 7, 1-10
Me llama la atención este centurión romano. No solamente tiene fe en Jesús, en el poder de su Voluntad y de su Palabra sino que se cree indigno de tenerlo en su casa y no quiere molestarle. Advierto en él cualidades humanas como la sensibilidad, el respeto, la capacidad de sentir con el otro, de interesarse por el bien de los demás, la gratitud, la humildad, el afecto. No se centra en sí mismo, no tiene respeto humano ni prejuicios; es humilde. Pero lo que Nuestro Señor Jesucristo nos recalca es su fe.
Realmente debo tener, con su gracia, mucha fe y humildad, también amor verdadero y esperanza firme al acercarme a recibirlo en la Sagrada Comunión.
Madre, ayúdame por favor a comulgar con las disposiciones de este centurión. (A.E.C.)