Jesús de Nazareth
Imagen tomada de Internet
“Tengo que pasar por un bautismo ¡y qué angustia hasta que se cumpla!” Lucas 12, 49-53
Me detengo en los padecimientos del alma de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando leo y releo este eco pienso en lo que sufrió en la noche del Huerto de los olivos y sé que no puedo dejarlo solo en ese tristeza mortal. Tampoco en las ansias redentoras que lo acompañan siempre.
Son tantos y tantas los que ignoran o quieren ignorar lo que ha hecho por nosotros. ¡Y son innumerables los que pierden la felicidad eterna!
No olvido aquellas palabras: “El que te creó sin tí, no te salvará sin tí”. Admiro a los santos que ardieron y arden en celo por la salvación de nuestros hermanos.
Dame Señor, anhelos muy fuertes y eficaces de colaborar, no obstante mis limitaciones, en tu Obra Redentora.
¡Madre, ayúdame! (A.E.C.)