Jesús Eucaristía, Sagrada Comunión
Foto: Alexis Duque G.
“… y la gente trataba de tocarlo, porque salía de Él una fuerza que los curaba a todos.” Lucas 6, 12-19
¡Y la gente trataba de tocarlo!; yo en fe lo toco cuando lo recibo Sacramentalmente porque viene a mí con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Creo firmemente que se convierte en mi alimento y en mi bebida y que me va transformando en Él si lo hago con las debidas disposiciones. ¡Puedo comer su Cuerpo adorable y beber su Sangre redentora!
Para un pagano o bautizado sin fe, lo anterior es un absurdo, una locura, algo irracional. Para mí es la gloria, es el cielo ya desde la tierra. Además, a cualquier hora puedo acercarme a un Sagrario y estar ante la Presencia de Jesús Eucaristía, adorarle, amarle, alabarle y confiarle cuanto haya en mi corazón.
Las palabras no pueden expresar este Misterio y dignación de Dios. Sí, yo lo toco y la fuerza que sale de Él, me sana y cambia, si me dispongo. Además si estoy en su gracia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo me convierten en su morada; así lo creo por la Misericordia del Señor.
¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo! ¡Proclama mi alma la Grandeza del Señor! (A.E.C.)