“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus vecinos ricos…” Lucas 14, 12-14
¿Por qué no pueden ser esos mis invitados? Porque seguramente me van a corresponder; debo preferir a los pobres, lisiados, cojos y ciegos.
¡Pobres, lisiados, cojos y ciegos! ¡Esos son los preferidos de Nuestro Señor Jesucristo!; esos tienen que ser mis predilectos. Pero si debo tener en cuenta el sentido literal, también es importante que piense en el sentido espiritual. Toda carencia, toda dolencia, ha de despertar en mí, respeto, afecto, compasión y en cuanto me sea posible, voluntad decidida y eficiente de ayudar desinteresadamente.
Madre, alcánzame lo anterior; Dios mío, yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Ti. (A.E.C.)