Santísimo Sacramento.
Foto: Archivo.
“Vengan que ya está preparado.” Lucas 14, 15-24
El Señor me invita continuamente al Banquete de su Gracia, de su Amor, de la Palabra, de la Eucaristía, de la oración. Ningún afán, ningún interés, puede disculparme o eximirme de acudir con prontitud a recibir lo que mi Padre me ofrece con tanta generosidad. Es preciso que prescinda de las actividades innecesarias para no afectar mi vida de íntima unión con mi Dios Uno y Trino. Esta tiene que ser mi preocupación, mi interés permanente. Si, jamás puedo anteponer lo superfluo a la relación consciente y fervorosa con Aquél que me habita y espera en el Sagrario. Así mismo, es preciso que sea muy cuidadosa en todo lo que atañe al Capítulo III de mis Santas Constituciones.
Madre querida, ayúdame. (A.E.C.)