“Entonces Jesús les dijo a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos?” Juan 6, 60-69
Nuestro Señor vió cómo muchos de los que le seguían se iban; el dolor golpeó fuertemente su Corazón. Les faltó fe y plena confianza en el Maestro, ¡y se marcharon! Entonces, preguntó a sus íntimos si ellos harían lo mismo. ¡Y pensar que allí estaba el traidor y Él lo sabía!
Cada vez habrá más y más presiones contra la integridad de nuestra fe y del Magisterio de la Iglesia. Las desviaciones morales alcanzan límites deshumanizantes.
Ante este panorama pido al cielo que este pequeño ejército estreche filas entorno a Nuestra Capitana y velemos y oremos para permanecer firmes junto a Ellos. Tenemos las armas; además, no contamos solamente con nuestras débiles fuerzas.
Deseo ardientemente que Jesús no tenga que preguntarnos: ¿También vosotros queréis marcharos?
Nosotros no podemos, Tú si puedes, nos abandonamos en Tí.
¡Madre, ven y ayúdanos! (A.E.C.)