Sagrada Comunión
Foto: Alexis Duque G.
“Y comieron todos y se saciaron.” Mateo 15, 29-37
Los que comieron fueron cuatro mil sin contar las mujeres y los niños. Y tenían solamente siete panes y algunos pececillos; el milagro salta a la vista. Ninguna explicación y razonamiento humano puede justificar este milagro que supera toda imaginación. Aquí Nuestro Señor Jesucristo obra con sus dos Naturalezas, la Divina y la Humana. Allá sació el hambre física de quienes le seguían; ahora sacia la nuestra de vida plena. Allá recobraron las fuerzas para regresar a sus casas, ahora se nos da Él Mismo en alimento para que podamos llegar a la Casa del Padre. Allá volvieron a tener hambre pero los que ahora comemos, con las debidas disposiciones, su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, ya no tenemos hambre de otros alimentos para nuestro espíritu. Allá fueron miles los que comieron, aquí somos pocos en proporción los que nos alimentamos con este Pan Divino.
Madre, acércanos Tú Misma a esta Mesa Santa para recibirlo a Él, Divino Alimento. (A.E.C.)