Nuestra Señora de Guadalupe
Foto: Archivo.
“Por aquellos días partió María y se fue apresuradamente a las montañas de Judea a una ciudad…” Lucas 1, 39-47
Me encanta mi Madre querida como viajera celestial. Sin dejar el cielo está con nosotros, los hermanos del Hijo amadísimo e hijos suyos también. Sabe que necesitamos su presencia y consuelo maternales. Aparece trayéndonos luz y paz, armonía y alivio; todo lo cambia y embellece. Empezó a viajar hace muchos siglos y estuvo con Santiago al inicio de nuestra Iglesia. En América se presentó en México y se quedó en la tilma y también ha visitado muchos países. Me vienen a la memoria las palabras que dijo a San Juan Diego: “¿Por qué te afliges? No estoy yo aquí que soy tu Madre?” Es cierto, con Ella, con la Madre, tampoco nosotros podemos sentirnos abandonados; con nosotros está y nos alienta y consuela.
Gracias Madre por tu presencia continua entre nosotros; ella nos da paz y fortaleza. (A.E.C.)