“Al modo que mi Padre me amó, así os he amado yo. Perseverad en mi amor”. Juan 15, 9-17
Estas Palabras de Nuestro Señor, sobrepasan nuestra comprensión. Como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios, sus actos son de valor infinito; luego, su amor no puede ser limitado. Es decir, nos aman sin medida; por eso su Ternura y Misericordia alcanzan dimensiones que nos dejan mucho más que atónitos. ¿Qué es sino la Pasión y Muerte de Nuestro Salvador? Sí, Nuestro Señor Jesucristo nos amó hasta el extremo, a nosotros que en otro tiempo éramos pecadores. Y a cambio sólo nos pide que le amemos, nos amemos y no le ofendamos. Este debe ser nuestro mayor cuidado; el benefactor tiene derecho a ser correspondido con gratitud, amor y fidelidad. ¿Por qué herir a Quien todo nos lo ha dado y solamente quiere nuestra felicidad?
Dios mí, ten piedad de nosotros tan ingratos. (A.E.C.)