“El que recibe a mi enviado me recibe a mí y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.” Juan 13,16-20
Quiero reconocer siempre en nuestros Pastores a Nuestro Señor Jesucristo. Al fin y al cabo son enviados por Él. Y sé que cuando los recibo, también abro el corazón no solamente a Jesús sino también al Padre.
Pido la gracia de ser dócil y obediente. También anhelo lo mismo para nuestra Familia Religiosa. Esta actitud ha sido una bendición para todos y me atrevo a decir que nuestra apertura y cercanía les ha consolado.
Bendito el que viene en Nombre del Señor. (A.E.C.)