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“Extiende el brazo.” Marcos 3, 1–6
Nuestro Señor Jesucristo es Dios y es Hombre verdadero. Como Dios es Omnipotente. Así lo entendió el centurión: “Una sola Palabra tuya bastará para sanarlo.”
En mi vida seguramente hay parálisis interiores. Es decir, aquello que aún no me deja tener un movimiento ascendente y definitivo hacia mi Padre que me creó, el Hijo que me redimió, el Espíritu que me santifica. Hoy presento mis limitaciones a mi Salvador para que me dé aquella orden que me permita dejar atrás toda inercia en mi amor, en la oración, en las virtudes, en el cumplimiento fiel y santamente apasionado de mis amadas Constituciones.
“Extiende tu alma”, que cada movimiento de ella glorifique a mi Padre y me ayude a salvar a mis hermanos.
Me hiciste Señor para Tí y mi corazón estará inquieto hasta que descanse en Tí. (A.E.C.)