Jesús predicando en la orilla.
Imagen tomada de Internet.
“… y le dió lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor”. Marcos 6, 30–34
Hoy quiero detenerme en los sentimientos de Jesús. Como Hombre–Dios sintió amor y compasión, gozo, admiración, ira santa, tristeza, angustia mortal, sensación de haber sido abandonado por el Padre. En este pasaje evangélico lo contemplo experimentando lástima por esa multitud que le sigue desordenadamente y le impide que disfrute, con sus apóstoles, de un poco de descanso. Él conoce la historia personal de cada uno, sus sufrimientos, errores, pecados. También sus aciertos, buena voluntad y búsqueda sincera de bondad, virtud, verdad y bien. En todo caso, muchísimos decidieron venir a buscarlo. Aquí están frente a Él y Nuestro Señor se conmueve hondamente.
En este día vengo yo misma a buscarlo; traigo a muchos que están extraviados y necesitados de Pastor. Me presento con todos ante este Único Maestro, Padre, Hermano, Amigo y Salvador. Oro por todos y espero confiadamente en su Misericordia que no tiene medida y que nos cobija a todos.
Gloria y alabanza a Ti Jesús, Hijo Eterno del Padre y Salvador Nuestro. (A.E.C.)