“Exaltad a Yahveh Nuestro Dios, postraos ante el estrado de sus pies: Santo es Él”. Salmo 99, 1-2; 3; 5
Si voy al significado del verbo exaltar, me encuentro que es realzar el mérito de alguien con muchísimo encarecimiento. Pero cuando el salmista me invita a exaltar lo que mi Dios es en Sí Mismo, me faltan palabras y siempre me quedaré corta. Él es el que És, es la Plenitud total; tiene en Sí Mismo todas las Perfecciones en grado infinito. Su Grandeza, Bondad, Santidad, Belleza, Amor, Sabiduría y Poder, su Misericordia, Omnipotencia y Actuación no tienen límite alguno. Su Paternidad supera toda paternidad, su Ternura nos envuelve y da seguridad y plenitud a nuestra vida. Todo mi ser se postra ante Él, le adoro, amo y alabo con lo que soy y desde mi pequeñez y profunda limitación.
Dios mío, yo creo, adoro, amo, alabo con todas las fuerzas de mi ser y por los que no creen, no adoran, no aman y no alaban. ¡Amén! (A.E.C.)