El Amor de Cristo.
Arte: Del Parson.
“Como mi Padre me amó, así Yo os he amado: permaneced en mi amor.” Juan 15, 9-17
Al leer estas palabras pronunciadas por Nuestro Señor en aquella noche del primer jueves santo, siento la necesidad de recogerme, recibir el Amor infinito de mi Salvador e implorar la ayuda del Espíritu Divino para amarles a los Tres con su Mismo Amor. Repito sorprendida y con inmenso gozo: como el Padre amó a su Unigénito y Salvador nuestro, así nos ha amado Jesús a nosotros. En este Amor no hay límite, es una corriente divino-humana que debe permear cada instante de mi existencia, inspirar todos mis actos y centrarme en la esperanza cierta de estar un día inmersa totalmente en ella. Me falta estar a la altura de esta petición del Maestro, por mí misma no puedo pero imposible ignorarla. Por el contrario, tengo que acudir al Espíritu Santo para amarles con su Mismo Amor y anclarme en Él. Esta orden encierra la razón de mi vida presente y futura: amarles con su Mismo Amor y dejarme amar.
¡Amén! Madre, ayúdame. (A.E.C.)