“Yo en ellos y Tú en Mí para que lleguen a la unidad perfecta y el mundo sepa que tú me enviaste” Juan 17, 20-26
Si dejamos que Nuestro Señor esté en nosotros, con Él vienen el Padre y el Espíritu Santo. Ésta Tercera Persona es Quien realiza en nosotros la unidad perfecta. Y es la unidad el único testimonio que hace creíble el anuncio de la Persona de Jesús y de su Evangelio. La división en los evangelizadores anula la eficacia del Kerigma.
¿En cuál Jesús creerán si deformamos su Evangelio? Por eso quiero vivir y morir procurando entre todos la unidad de corazones, de mentes y voluntades para que podamos ser portadores de la Fe que profesamos. Lo contrario sería herirla mortalmente en quienes perciban la falta de amor.
Madre, ruega por nosotros. (A.E.C.)