“La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.” Marcos 12, 35-37
Me considero del número de quienes escuchamos a Jesús y disfrutamos escuchándolo. Solamente Él tiene Palabras de vida eterna. Es el Verbo del Padre, la Sabiduría Encarnada, la Verdad misma. Estoy convencida de que Él es el Único que puede señalarme el Camino que me lleva a la Vida. Cuando en el Tabor el Padre nos declaró que Él era su Hijo muy Amado, Aquél en Quien se complace, nos dio su mandato divino y contundente: “Escuchadle”. Sí, quiero escuchar a mi Único Maestro bajo la acción del Espíritu Santo. Nunca terminaré de aprender lo que tiene que enseñarme. Miro a la Santísima Virgen María, Ella guardaba todo en su corazón. Con sus mismas disposiciones interiores quiero escuchar desde muy dentro cada Palabra que sale de la boca de mi Dios.
¡Amen, Aleluya! Madrecita, intercede por nosotros. (A.E.C.)