Jesús y la Cruz – Película LA PASIÓN.
Imagen tomada de Internet.
“Que amó tanto Dios al mundo que le dió a su Hijo Unigénito, a fin de que todos los que creen en Él, no perezcan, sino que vivan vida eterna.” Juan 3, 16-18
Los textos de la Palabra de hoy me colocan frente el Amor infinito de nuestro Dios. Este amor por ser infinito nos supera en todos los sentidos.
Hace años leí la siguiente reflexión, que siempre despierta en mí profunda gratitud y admiración: por un amigo queridísimo un Padre llegaría a sacrificar al propio hijo, pero es casi impensable que alguien sacrificara al Hijo por sus enemigos y nosotros lo éramos por el pecado. Recuerdo lo que respondió el Señor a Monseñor Uribe cuando le preguntó por qué lo amaba tanto: “te amo así porque soy el Amor infinito y no puedo amar de otra manera.” Esta respuesta llena de sentido y plenifica mi vida y la de todo aquél que se detenga en ella. Es decir, la medida de Dios es la “sin medida.”
Proclama mi alma la Grandeza del Señor. (A.E.C.)