La Visitación de la Santísima Virgen / Imagen tomada de Internet
“… se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador…” Lucas 1, 39-56
Me acerco al alma Santísima de mi Madre querida. Toda Ella está sumergida en el misterio de Dios. Sabe que el Padre la ha elegido como a su hija predilecta para ser la Madre de su Unigénito. La invade la acción Omnipotente del Espíritu Santo y el Verbo se hace Hombre en Ella sin dejar de ser Dios. Y mi Madre querida queda sumergida en un canto supremo y perenne de alegre gratitud. Toda su felicidad se centra en el Misterio que la invade arrolladoramente. Y ahora, asunta al Cielo, sigue exultando por toda la eternidad.
Madre, ayúdame a amar a mi Dios. (A.E.C.)