Incredulidad de Santo Tomás.
Imagen tomada de Internet.
“Dichosos los que crean sin haber visto”. Juan 20, 24-29
Vuelvo a detenerme en el don de la fe. Ella es la luz, la fortaleza, la seguridad y felicidad de mi vida. No sé cómo viven los que nunca la tuvieron o la perdieron quizá por su vida opuesta al Querer divino. No me basta con agradecerla o con reconocer que sin ella mi existencia sería un túnel oscuro y sin salida. Necesito ejercitarla más y más con la doctrina que tengo a mi alcance y proyectarla a quienes no la han conocido o la han dejado debilitar o perder por costumbres equivocadas.
Madre agradece conmigo mi fe católica, apostólica y romana. (A.E.C.)