“… y gozoso del hallazgo, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo”. Mateo 13, 44-52
No me arrepiento de haber dejado afectos familiares, criterios y cosas pasajeras para ir tras el Señor por sendas de pobreza, castidad, obediencia, humildad y cercanía con el Amor de mi vida.
“Le he hallado y no le dejaré partir”. Él tampoco quiere hacerlo; por el contrario, vive en mí y yo en Él. Nada iguala su amistad, todo es “basura” frente a Él. No encuentro mayor dicha y gloria que estar en su intimidad y agradarle.
Bendito seas Señor por siempre por dejarte encontrar y poseer.
Madre, ayúdame a agradecerle. (A.E.C.)