Foto: Juan Diego Toro Vélez.
“Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre”. Mateo 13, 36-43
Este mundo pasa con sus engaños y espejismos. Queda lo eterno, lo que hice por agradar al Señor y serle fiel; por supuesto que por mí misma nada puedo. Me acojo a la Palabra Divina y repito con San Pablo: “Todo lo puedo en Aquél que me conforta” y también a la recomendación de Nuestro Señor en el Huerto de los olivos: “Velad y orad para no caer en la tentación”.
Debo vivir, enseñar y recalcar el santo temor de Dios o sea el horror a ofender a Aquél que nos creó, nos redimió, nos ha colmado de su Amor pero también será nuestro Justo Juez. Sé que su Misericordia es Infinita pero no puedo ni vivir ni enseñar la laxitud de conciencia. Por gracia escucho en mi corazón su orden perentoria: “Sed Santos como Yo Soy Santo”.
Madre, tennos de tu mano maternal. (A.E.C.)