Transfiguración del Señor.
Imagen tomada de Internet.
“Y los llevó aparte a un monte alto”. Mateo 17, 1-9
Quiero dejarme tomar por Jesús e ir con Él al monte alto de recogimiento que me establece en una íntima relación con Él y con el Padre en el Espíritu Santo. Es en este “monte alto” donde puedo tener intimidad divina con Ellos y verlo todo como Ellos lo ven. Mi monte alto en este momento de mi vida es mi celda. Ella es el lugar de encuentro; no necesito muchas palabras. Simplemente estamos, nos amamos, y en silencio nos expresamos desde la hondura de nuestro corazón. Ellos están ahí silenciosamente con mi Madre querida. A mi me corresponde ser y estar toda para Ellos. Ella, desde su silencio, más profundamente me enseña a adorar, amar y a callar.
¡Amén! ¡Gracias Señor! (A.E.C.)