“El que quiera servirme, que me siga”. Juan 12, 24-26
Definitivamente he querido y quiero servir a Jesús. Si en algo he obrado bien, es porque Él lo ha hecho en mí a través de mis enormes limitaciones. Soy testigo de la veracidad de sus palabras: “Sin mí, nada podéis hacer”. También he tenido la felicidad de seguir a Nuestro Señor y de servirle a pesar de lo que soy. No puedo afirmar que he subido con mi Salvador al calvario. Apenas he padecido de manera insignificante, pero suplico su gracia para “querer querer” ascender con Él hasta la cima, sin retroceder y por sus intenciones.
Dios mío yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Ti; ayúdame Madre querida. (A.E.C.)