“… tú piensas como los hombres, no como Dios”. Mateo 16, 21-27
La severidad de Nuestro Señor me impresiona. Pedro, irreflexivamente, rechazó el Misterio de la Redención merecida por Jesús a través de su Inmolación. Y recibió de parte del Maestro la más rotunda reprensión.
¿Cómo estoy yo frente a la Cruz del Señor y las pequeñas ocasiones que tengo de negarme a mí misma? Debo buscar la mayor abnegación y continua mortificación; sí, quiero ser fiel al espíritu de esta bendita Obra de la Santísima Virgen: Somos una comunidad reparadora.
Madre, ruega por mí y por todos para que sepamos morir a nuestros gustos. (A.E.C.)