“Con esto se iba esparciendo la fama de su Nombre por todo aquel país”. Lucas 4, 31-37
De todos los que conocieron las obras de Nuestro Señor ¿cuántos le amaron? No creo que muchos. Muchos si supieron de su Doctrina y vieron sus obras, muchos fueron los que se beneficiaron de ellas, muchos también pidieron su crucifixión, otros fueron cobardes como sus discípulos que le dejaron solo en su Pasión o le negaron como Pedro. Muy pocos, poquísimos estuvieron con Él hasta el final. A mí no me basta conocer de Él; ya es hora de que tenga una experiencia auténtica y profunda de su Persona Divina con sus dos Naturalezas: la Divina y la que tomó como Hombre en María. Tengo que suplicar al Espíritu Santo que me regale un conocimiento interno de Él como lo hizo y nos enseñó San Ignacio.
Espíritu Divino, que le conozca, ame y sirva para gloria de los Tres. (A.E.C.)