“Así los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”. Mateo 20, 1-16
Me alegro inmensamente por esta afirmación del Señor. Alguien muy cercano a mí, llegó a trabajar a su viña a última hora. Pero lo hizo con toda su alma, ofreció sus sufrimientos y creo firmemente en su salvación. La infinita Misericordia de Nuestro Dios cubrió su vida y recibió su salario como los de la primera hora. Yo tengo el privilegio de estar laborando en la viña de mi Dios desde muy temprano pero no puedo descuidarme. Además, muchos, muchísimos corren el peligro de perder la vida eterna. Pido al Señor que tenga piedad de quienes están totalmente ociosos y en peligro de perder definitivamente la oportunidad de salvarse.
Madre, Contigo digo piedad. (A.E.C.)