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“Luego, los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos…” Lucas 9, 1-6
De cierta manera todos participamos del envío dado por Jesús a los Apóstoles. Debo proclamar que el reino de Dios está cerca, es decir, Nuestro Señor Jesucristo. Él vino para salvarnos y para que aprendiéramos a vivir como viven los bienaventurados en el cielo. En todo lo que hago debo ser un anticipo del Reino de los cielos, sin dejar de pisar mis necesidades terrenales. Nacimos acá abajo pero como dice la canción, nuestro destino es el cielo. Y si aquí estamos con Dios ya hemos hallado el cielo en la tierra. Así lo afirmó Sor Isabel de la Trinidad. Por otra parte, debo interceder por los enfermos de cuerpo y alma.
Madre, ayúdame; digo contigo: Dios mío, yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Ti. (A.E.C.)