“Mas, el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. Lucas 9, 57-62
Nuestro Señor Jesucristo sigue estando entre nosotros y hoy tampoco es recibido por la gran mayoría. O mejor dicho, somos muy pocos, poquísimos, una mínima parte aquellos que le recibimos. A nivel intelectual, muchos dicen creer en Él pero en sus vidas no se acercan a Él en la oración, en los sacramentos, en el hermano. A pesar de mis debilidades, yo quiero ser del número de quienes le recibimos íntegramente. Necesito que mi conducta le agrade, que repose, mejor dicho, que sienta que es el Rey, el Señor, el Amado; que nuestras casas y corazones sean sus Betanias, sus baluartes.
¡Madre, ten piedad! (A.E.C.)