“No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Lucas 16, 9-15
Me detengo en la palabra servir. Quien sirve depende de, ayuda a, emplea su tiempo en, honra a, utiliza sus dones y aptitudes en…; en fin, pone su persona, su interés hasta su cariño a disposición de aquél a quien sirve.
Agradezco de todo corazón al Señor por haberme regalado el desprendimiento y la relativización de lo material, su llamado a seguirle en pobreza, castidad, obediencia y humildad. Pido su gracia para serle fiel y vivir en despojo y radicalidad. Aún me sobran cosas; puedo retener tonterías que me impedirían volar hacia mi Dios, único objeto de mi adoración y amor.
Madre, ayúdame a ser como Tú y a no dejar de mirar a Belén, Nazaret y el Calvario. (A.E.C.)