“Y los dejó encargados de sus bienes”. Mateo 25, 14-30
¿Cuáles son los bienes que me ha confiado? La vida natural, el tiempo, los sentidos, las aptitudes, la salud, el alimento, la inteligencia, la voluntad, los sentidos, la familia, mi patria; ante todo la fe, la esperanza, el amor, su Palabra, la Iglesia, los Sacramentos, la oración, mi vida consagrada, mi familia religiosa e innumerables bendiciones.
Se me escapan bienes y regalos recibidos, oportunidades y responsabilidades que me han sido otorgados. Debo mantenerme con mi Madre querida en un Magníficat permanente, pero también en una súplica constante para responder fiel, generosa y diligentemente a Aquél que tanta confianza depositó en mí.
Dios mío yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Ti. (A.E.C.)