“… baja luego, porque conviene que yo me hospede hoy en tu casa”. Lucas 19, 1-10
Desde mi Bautismo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, se han dignado habitar en mi alma. He sido morada de la Trinidad Santísima sin merecerlo y sin estar a la altura de este privilegio. Y hoy recibo nuevamente del Señor el llamado de bajar de inmediato a mi interior y de ser consciente de que las Tres Divinas Personas están en mí.
No tengo disculpa para no permanecer en una adoración amorosa, atenta, fiel y generosa; ¡Ellos están en mí y me aman con amor infinito! Necesito clamar al Divino Espíritu para que haga de mí una adoradora perseverante, atenta, humilde y amorosa.
Mamacita, te lo ruego, ayúdame. (A.E.C.)