“… no os alarméis…” Lucas 21, 5-11
Pase lo que pase tengo que poner toda mi confianza en el Señor. Debo vivir el día a día en su Presencia y con la certeza de que Él está y estará con nosotros hasta el final. Pero no puedo olvidar a quienes padecen todo tipo de calamidades; son mis hermanos. Un día vi a una anciana indígena sentada en el atrio de la Parroquia; tenía en su mano un vaso que movía con gesto suplicante. En ella vi a gran parte de su pueblo. Su manto negro, su expresión de ruego y de dolor, su humildad, edad e indigencia, me conmovieron. Solamente le di mi cariño y respeto en un gesto fraterno. Sonrió agradecida y me miró con bondad. Cuánto dolor en el mundo. ¿Qué debo hacer además de no alarmarme y de orar?
Madre, ayúdame a estar presente y comprometida en nuestro momento histórico. (A.E.C.)