Jesús y la multiplicación de los panes.
Imagen tomada de Internet.
“Y comieron todos y se hartaron”. Mateo 15, 29-37
Desde que tengo uso de razón he visto cómo Nuestro Señor multiplica continuamente su Cuerpo y su Sangre hechos Pan de Vida y Bebida de Salvación. Y lo hace para que no desfallezcamos en el camino de la vida. Y pensar que proporcionalmente somos poquísimos los que tomamos este alimento divino. Por mi parte, no puedo acostumbrarme a recibirlo cada día como si fuera algo normal. Cada vez que participo en la Divina Eucaristía y cuando comulgo tomo parte en este inefable prodigio de Amor Divino. Mi Salvador no quiere que desfallezcamos espiritualmente y por eso se nos da en el Milagro más grande supera toda comprensión humana y toda realidad. El Verbo Eterno del Padre se nos entrega en apariencia de frágil alimento corporal.
Madre, apoya mi súplica: ¡Señor, que yo te vea! (A.E.C.)