“Y curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, lanzad demonios, dad gratis lo que gratis habéis recibido”. Mateo 9, 35–10, 1; 6-8
Eso fue lo que hizo Nuestro Señor Jesucristo al tiempo que predicaba el advenimiento del Reino de Dios; y eso es también lo que quiere que hagamos en su Nombre. Él desea que prolonguemos su Ministerio de evangelización, compasión y misericordia. No quiere vernos enfermos, oprimidos por su enemigo y vagando sin rumbo de un lado para otro. Su Corazón Humano y Divino se conmueve ante nuestras precarias condiciones y nos envía a repetir su Ministerio. Por su infinita Bondad y Generosidad he participado en él, y lo he visto actuar en muchos, muchísimos hermanos y hermanas; por eso lo glorifico.
Dios mío, yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Ti por las manos de mi Madre querida. (A.E.C.)