La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel.
Arte: Andrea Jimena Bernal, Fundación Nevi.
“Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz exclamó: Bendita entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Lucas 1, 39-48
Mi Madre viene también a mí y me trae a su Hijo y a mi Salvador. Quiero recibirla con gozo inmenso, pero no puedo quedarme ahí. Debo imitarla en su actitud de acogida plena al Hijo del Altísimo, de admiración y gratitud ante el Dios que se entrega en Misericordia y Gracia sin fin. Se humilla como creatura, reconoce su pequeñez ante la parienta a quien le fue revelada la Encarnación y estalla en su Magníficat de alabanza y reconocimiento incontenible ante la Misericordia del Omnipotente.
Visita de la Madre de Jesús y Madre nuestra a su casa del Ave María, a su próximo santuario, a nuestro corazón de hijas, servidoras y esclavas. ¡Qué visita tan entrañable y bendita! Hoy, al recitar el Santo Rosario, voy a recibir su visita desde mi alma entera y a cantar las alabanzas al Dios de mis amores y a nuestra Madre querida. (A.E.C.)