“Porque la mano del Señor estaba con él”. Lucas 1, 57-66
Por “mano del Señor” entiendo el Amor y la Providencia infinita de Nuestro Dios. Puedo decir que me consta y sé por experiencia personal que el Señor nos conduce, me ha conducido de su “Mano” adorable por caminos que jamás tuve ni en mi imaginación ni en mi pensamiento. ¡Bendita Mano del Señor!
Anhelo tener la docilidad de una niña pequeña, sencilla y confiada, que avance siempre por las sendas de su Querer Divino. Mi Dios me ha protegido y me protege siempre, jamás me abandona ni me deja extraviar; es mi Padre, mi Esposo, mi Hermano, mi Amigo, mi Salvador, mi Todo.
Digo con mi Madre querida: Gloria y alabanza a Quien nos lleva de su Mano Omnipotente. (A.E.C.)