Amanecer en la Casa del Ave María.
Foto: Juan Diego Toro Vélez.
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto…” Lucas 1, 67-79
Sí, la Misericordia del Señor está en la entraña misma de su Ser. Por ella nos entregó a su Unigénito para que fuese nuestro Salvador. Es su Predilecto, su muy Amado pero nos lo dió. Por eso San Juan nos dice: “Tanto amó Dios al mundo, que dió a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
Hoy es la fiesta del Amor Infinito de la Trinidad entera, de la Ternura de Dios hecha Niñito en María. Y también, la proclamación de nuestra fe que repite que ese muchachito es Dios, que por amor tomó nuestra naturaleza herida, que en Él ponemos toda nuestra esperanza y le damos nuestro corazón indiviso.
Con tu Mamá Jesús del alma, te adoramos y regalamos nuestro ser. (A.E.C.)