“… Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu”. Lucas 4, 14-21
Nuestro Señor Jesucristo fue concebido por obra del Espíritu Divino y durante toda su Vida su Humanidad Santísima fue recibiendo más y más de Él. Y cuando ascendió al cielo, estando ya a la diestra del Padre, lo derramó profusamente sobre sus discípulos. (Hechos 2, 33).
Necesito ser bautizada continuamente en este Divino Espíritu para cumplir hasta el final la misión que tengo en esta vida; por mí misma nada puedo pero en el Señor encuentro mi fuerza y mi alegría. Esta Divina Persona de la Trinidad Santísima es Quien me capacita para llevar el mensaje de Salvación a los pobres de felicidad, a los enceguecidos por el pecado y a los oprimidos por el demonio.
Bautízame Jesús en tu Espíritu, te lo pido en tu Nombre.
Madre, no te apartes de nosotros. (A.E.C.)