“Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo”. Marcos 3, 7−12
Reconozco que no tengo salud total en los diversos sentidos. Por tanto, también yo necesito buscar a Jesús, Nuestro Salvador, y tocarlo con la fe que he recibido como don precioso y gratuito. Lo toco felizmente cuando me recojo para Orar, adentrarme en su Palabra por esta bendita Lectio Divina, obtener el perdón de mis pecados en el Sacramento de la Penitencia, entrar en comunión con Él al recibir su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad cada día adorarlo en el Santísimo Sacramento del Altar y en fin, cuando actualizo su presencia en mi y en todas las cosas en unión con el Padre y con el Espíritu Santo.
Madrecita, ven en nuestra ayuda para vivir lo anterior lo menos indignamente posible (A.E.C.)