El Sembrador.
Imagen tomada de Internet.
“Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena, escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta, del sesenta, o del ciento por uno”. Marcos 4, 1-20
Quiero y necesito ser como esa tierra buena que da cosecha abundante. Debo recibir la semilla de la Palabra con óptimas disposiciones, muy dentro de mi alma y no dejar que los afanes o preocupaciones o el mismo enemigo me la arrebaten. Por eso, me urge acudir al Espíritu Santo para que Él sea mi Maestro interior e imitarla a Ella ya que todo lo guardaba y meditaba en su Corazón.
Si no vivo lo anterior, defraudo al Señor y Él no merece ser desatendido por superficialidad, o facilismo.
Maestro Bueno, hazme de verdad discípula que reciba y viva tu Santa Palabra. (A.E.C.)