Sagrada Comunión.
Foto: Alexis Duque G.
“… y los que lo tocaban quedaban sanos”. Marcos 6, 53-56
En esta tierra jamás comprenderé lo que significa comer el Cuerpo Santísimo de Jesús y beber su Sangre redentora. Este Misterio de Amor supera toda concepción humana. Lo dijo Nuestro Señor: “El que come mi Carne y bebe mi Sangre, en Mí mora y Yo en Él”. No se trata de tocar su manto sino de poseerlo en mi ser y que Él me posea en el suyo santísimo.
¡Y los que lo tocaban quedaban sanos! ¿De qué manera o mejor, con cuáles disposiciones toco yo a mi Salvador, Hombre-Dios, cuando lo recibo en este Sacramento Admirable? Toda una vida no me alcanzará para prepararme y para agradecer este encuentro íntimo de mi pequeñez y miseria con su Grandeza infinita.
Madrecita, cuento Contigo. (A.E.C.)