“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. Marcos 7, 1-13
Nuestro Señor cita estas palabras inspiradas de Isaías para responder a unos fariseos y escribas aferrados a legalismos, pero sin verdadera rectitud interior.
Hoy pido a mi Dios Uno y Trino que me de la gracia de tener mi corazón, es decir, mi pensamiento, voluntad, afectos, intenciones y acciones dirigidas a Ellos. Anhelo un amor sincero, fiel y sin doblez. Por eso quiero orar y obrar cara a Aquél a Quien amo y sigo porque es el Sumo Bien, me creó, me redimió, me eligió y me cuida como a las niñas de sus ojos.
Dios mío, quiero alabarte, bendecirte y agradecerte. (A.E.C.)