“Mas Jesús lanzando un suspiro de lo íntimo del corazón, dijo: …” Marcos 8, 11-13
En este eco me encuentro a un Jesús Dios verdadero engendrado desde toda la Eternidad en el Seno del Padre, pero también al Hijo de mi Madre querida: Hombre verdadero con sentimientos humanos, con claras reacciones de extrañeza, dolor, ira santa y en otros pasajes: de amor, amistad, gozo, admiración, bondad, compasión, misericordia, paciencia, extrañeza, heroísmo. En fin, esta enumeración no es exhaustiva. Mi amado Jesús posee, claro está, todas las Perfecciones Divinas como Dios pero también todas las cualidades humanas en grado sumo; Él es, en nuestro lenguaje, Hombre de cuerpo entero. Me llego a Él con los sentimientos de mi Madre; lo adoro, lo amo, lo acompaño, lo compadezco, lo admiro, le agradezco, trato de comprenderlo, le pido perdón.
¡Que así sea! (A.E.C.)