“… deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano.” Mateo 5, 20-26
La Voluntad del Señor es contundente; cuando me presente ante Él, debo estar en paz con todos mis hermanos. Puede suceder que yo no haya querido ofender a ninguno pero si alguien lo está y yo lo advierto, necesito buscar la reconciliación con esa persona.
Esta exigencia de mi Maestro es fuerte pero me la hace Él y sé que no me negará su gracia si se la pido con humildad.
En otras palabras: Tengo que buscar la paz y el amor fraterno aún a costa de mi propio ego y de mi sentir. Pero siempre la verdad en el amor.
Dios mío, yo no puedo, tu si puedes me abandono en Tí. Madre intercede por mí. (A.E.C.)