Jesús de Nazareth, película LA PASÍON.
Imagen tomada de Internet.
“El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23, 1-12
Recuerdo un pasaje del “Principito” de Saint Exupéry. Cuando se encuentra con los diversos personajes de la tierra, llega frente a un ridículo reyezuelo. Éste le exige que le haga reverencias. El principito accede mientras se dice interiormente: ¡qué extrañas son las personas mayores!
Realmente la soberbia raya en lo absurdo cuando reclamamos lo que no merecemos. La humildad en cambio, nos libera, nos mantiene en la verdad y nos coloca gozosamente en el sitio que nos corresponde. Y si nos detenemos en la vida de los santos nos damos cuenta de sus supremos esfuerzos ayudados por la gracia para imitar las Virtudes de Nuestro Señor Jesucristo.
Jesús Manso y Humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
Madre, intercede por nosotros. (A.E.C.)